viernes, 11 de septiembre de 2009

9/11

Hoy: otra noche larga. Trabajo duro con la estructura de la acción. Se quiebra la tradición, se convierte en novela. No hay reivindicación, hay cambio. "La idea de que para escribir hay que pensar es terrible". ¿?

Hace tiempo D me preguntaba cuándo dejaríamos de hablar solamente de mujeres. Hoy hablamos de trabajo. Solamente.

Tito y Toni

Ayer la noche fue larga: "El arte tiene que ser una queja".

martes, 25 de agosto de 2009

Reinauguro blog

Ayer me levantaba por la mañana escuchando a Victor Hugo, un nuevo hábito, uno de esos hábitos de los que uno se adueña cuando conoce ciertas personas que tienen hábitos lindos para adueñarse, como condimentar la comida según colores o no decir de una obra de teatro que es "una mierda". Victor Hugo recordaba el 110º aniversario del nacimiento de Borges y yo el 89º del de mi adorada abuela Ruque, la más adorable de mis dos abuelas y, claro, la que primero murió. No era la más adorable por contraste, eso lo hubiera logrado cualquier abuela; tenía un don amoroso muy lindo y muy especial, una papada blanca muy tentadora que pedía siempre a gritos ser manoseada, unos huevos fritos aceitosos en cualquier momento y una hermana casi igual que también fue mi abuela y cuya papada era todavía más manoseable. Su casa en la calle Lerma fue un refugio sagrado que todos sabíamos gozar ilimitadamente y con todos me refiero a todos, nietos, hijas, yernos, hermanas, cuñados, etc, etc. Mi otra abuela, la que vive, no tiene de abuela más que la edad y cierto lazo sanguíneo conmigo; no tiene de madre más que un rótulo extraño: "mami", que lo utilizan por igual sus dos hijos y que no pega mucho con ella. La semana pasada me enteré que, con sus 84 años, le empezaron a agarrar unos episodios de desorientación en los que de repente y en la calle no tiene idea de dónde está. Episodios que a mi viejo lo motivaron a comprarle una chapita de plata grabada que dice: "SI ME PIERDO, COMUNICARSE AL..." Lo más importante de esa chapita es que no la compró en una veterinaria ni es para ningún perro ni ningún gato. Es para su mamá. Es para mi abuela.

domingo, 12 de abril de 2009

Hundidos en la playa en el espesor de la locura

El viernes a la noche estaba por Peralta Ramos, bordeando el mar en Mar del Plata y pensando en Carlín Calvo, en cómo mi tío se saca la gorra con Carlín ("con Carlín, yo me saco la gorra", dijo él) y de pronto se me aparece en el auto de al lado esperando que cambie el rojo del semáforo. Al instante me doy cuenta que mi primo lo nota y se ríe conmigo, con Carlín y conmigo. Seguimos andando. Comemos pescado en el puerto, en el restaurant con más neón rojo del lugar. Nos vamos veloces. Tomamos un café en la Boston con un dulce, sentados frente al mar y con la brisa costera acariciándonos los pómulos; un café y un borrachito. Vamos al depto. en la calle Falucho, el más viejo y chico y cómodo de la cuadra (y de la familia).
Al mediodía siguiente ya teníamos con nosotros fiambre, pan y coca y un altar frente al mar: una carpa en Punta Mogotes con vista exclusiva y a pocos pasos de la orilla. Al rato ya habíamos tomado medio éxtasis cada uno y la belleza del mundo comenzaba a acariciarnos los pómulos y el resto del cuerpo y de las ideas. Armamos un institucional para Utilísima, escribimos una obra de teatro, poesía y muchos diálogos. La apatía de la cena nos mandó directo a dormir después de comer pizza en Pipo Garretón y torta en Augustus; churros en Manolo y dulces en la Boston (mediodía y noche anteriores, respectivamente).
Hace un rato escuchaba a Axl Rose con Elton John cantar Rapsodia Bohemia; antes tardé como 6 hs. en llegar a casa desde el Manolo de la San Martín, en Mardel, pasando por Mc Donald's en la Ruta 2; antes caminé por la Bristol, la feria de camperas Adidas y libros y por la Av. Colón. Antes supe que el simbolismo construye un mundo alternativo e investiga su misterio, lo desconocido, lo oculto y el silencio, el amor y el silencio. Recién leí que Bukowski concibe al amor alejado de la comunicación, que la incomunicación es el espacio en donde aparece el amor. Yo llegué recién y siento que quiero hacer tantas cosas que ningún tiempo va a alcanzarme para disfrutar..

miércoles, 8 de abril de 2009

Un flan de citas

Kartún ayer decía "...hablo de ellas porque no puedo comerlas; entonces cada vez encuentro mejores adjetivos para hablar de ellas". Era su elogio a las medialunas de grasa de La Perla. Era una verdad tan cercana..

En Twin Peaks Harold Smith conversa en su búnker de orquídeas con Donna; le dice:
H.S.- Crecí en Boston; en realidad crecí entre libros.
D.- Hay cosas que no puedes obtener en libros.
H.S.- Hay cosas que no puedes obtener en ninguna parte, pero soñamos que se pueden encontrar en otras personas.
Entonces, mejor soñar. Y leer. (Y creer en el palacio gótico detrás de la fachada).

Jorge Dubatti dice en un texto suyo (cita a Guillén): "...la tarea diferencialista del amor, que consiste en encontrar lo irrepetible..."
¿Qué será, no, el amor?

miércoles, 18 de marzo de 2009

¡!

La realización de lo imposible
es la suprema fascinación del arte
y su más profundo secreto.

Tadeusz Kantor.
Robado de Antiprimula
sin su consentimiento
ni el de Mirta.

Fascismo romántico

En la edición que tengo de Romeo y Julieta dice en una nota al pie (la 14a):
"¿Dónde a comer hoy vamos? La irrupción de esta preocupación materialista en medio de sus suspiros y confesiones amorosas confirman a muchos críticos en la interpretación de que el amor de Romeo por Rosalía no es profundo. Se trataría más bien de un entusiasmo adolescente por el amor en sí..."
Romeo decía:
"Por qué el amor, que nos presentan ciego,
Sendas sin fin a su capricho elige?
¿Dónde a comer hoy vamos?
Dios me valga..."

Yo creo que se pueden ir los críticos, los traductores y el editor bien a la mierda. ¿Qué problema hay con el entusiasmo adolescente por el amor en sí?, ¿por qué no aceptan al amor en su ajenidad a lo divino? Personas somos; también Romeo.

Correspondencia

Debo confesar que a Ramón Falcón -el de la calle de Flores-, creador de la policía montada, le tengo cierta admiración. Iba saltarín por Cnel. Díaz y de pronto avisto, a la distancia, 6 caballos desfilando por el carril derecho con sus 6 jinetes arriba: qué espectáculo más bello para una tarde urbana de miércoles camino al psicólogo. Me los quedé mirando extasiado, era el poder en pleno desfile de su magnificencia, pura demostracion de fuerza y de autoridad: la Ley galopando sobre mí, con clase. Y ellos, encima, eran concientes de su teatro, por eso sonreían con algo que no sé si llamar timidez, orgullo o desconcierto por lo que hacían.
Minutos antes, un motoquero se llevó puesto de frente un bondi y lloraba por su pierna. El taxi de atrás lo encerró y mientras lo esquivaba se olvidó -o tal vez el tiempo fue tan mínimo que su impulso de supervivencia no alcanzó- de clavar los frenos: se estampó de lleno con la cola del bondi. Yo, como estaba apurado por ver a los caballitos que todavía no sabía que existían y comer en Mc Donald's, consulté al primer socorrista si ya había llamado al SAME, me dijo lo está llamando él señalando al policía y me fui. Pedí mi Mc Combo y lo comí en 8 minutos. Ya recostado en el trono del inconsciente me hice de mi almohadón y me puse cómodo (me gusta el más finito de los 3, sostiene mejor mi investigación sobre los funcionamientos de algunos mecanismos que me impiden...) para esperar al Sr. A, tutor del viaje. Llega con su pipa en la mano y tira alguna ceniza a la basura para disfrutar de nuevas bocanadas de humo dulce mientras escucha mi voz bailando en el laberinto de la existencia. Al rato -después de ayer haber visto el sexto capítulo de la primera temporada de Los Soprano, en que Tony Soprano le dice "te amo" a su cachonda psiquiatra e intenta besarla- huelo algo que se quema. Lo digo. Le digo al Sr. A: "...hay olor a quemado. No es olor a tu pipa". Se para y encara hacia el tacho de basura, acostumbrado a estas emergencias.
La interrupción concluye y sigue el tema del día: la correspondencia.

Cuando calienta el sol

Tarareo canciones del año pasado y salgo a comprar 20 kg. de tierra con Henrique por caballito, bajo un sol de día de playa -más brasilero o barcelonés que marplatense, no sé bien por qué- y llego a casa a escuchar lo que tarareo. Descubro dublab de Cineplexx mucho más feliz que el año pasado (el disco y hoy también yo). Digo hoy y no pretendo hundir el 2008 en ninguna infelicidad, ni mucho menos. Simplemente, voy averiguando que despertar temprano y desayunar bajo el sol, aprontándome para transplantes, nados, lecturas varias y una cita por venir alegra cualquier día mío. Incluso creo que el sol tiene algo de Uruguay
tal vez porque hoy me dijeron Colonia
o tal vez
porque en 1 semana llega un amigo
oriental. Un amigo de allá
uno viejo y querido
uno de otro tiempo lejano y extraño
un tiempo de fantasía,
otra vida.
Y me pregunto por qué hay días que se deslizan como por un tobogán de agua en un parque acuático de vacaciones, con chicas en bikini paseando sus tetas bajo el sol, mientras otros caen pesados e intransitables como embotellamiento en pleno centro de la ciudad o como una separación nunca querida que lastima cualquier bocanada de aire, algo así como un terrorista al acecho que cada tanto muestra su bomba y provoca el pánico general de la ciudad civilizada y conservadora que ama la calma pacífica de los días iguales e imperturbables y odia todo destello de novedad. Pero: basta de desvaríos, hay sol y estoy tan bien..

jueves, 12 de marzo de 2009

este fui yo caminando por las montañas de bolivia (la escenografía es de una amiga).

el 2009 es como un chocolate jack, no sabés qué muñequito te va a venir (y siempre creés o querés saberlo).

retomar viejos hábitos es difícil y las más de las veces mejor no hacerlo. en este momento de pura ciclotimia en que voy alejándome del brutal desencuentro anímico conmigo y con el mundo, aprendiendo a tropezar mejor con la realidad (es que voy desmantelando irrealidades históricas y complejas), vuelvo a comer el último melón. vuelvo a escribir en babilonicas. todo vuelve a ser un poco más dulce: hoy empezaron mis clases de teatro, abril está cada vez más cerca, nuevas sonrisas feminoides me iluminan -o sé que van a hacerlo.
¡brindo por las flores nuevas de casa que ayer estuve transplantando!

miércoles, 18 de febrero de 2009

Corazón dulce

No sé ni qué decir sobre el melón que estoy comiendo. Es el más dulce que comí en mi vida, y estoy tan contento de haberlo comprado, que acabo de decidir comérmelo todo ahora. Desde el año pasado vengo esperando que baje el precio: en diciembre costaba 12 pesos y hoy lo pagué 7. Además, aprendí a reconocer un buen melón: tiene que oler: ya maduro -también pasa esto con la frutilla- larga un aroma, un aroma a melón dulce. Otra clave es dejarlo en la heladera unas horas antes de comerlo: no existe comer melón natural. Y esto lo distingue, para mi paladar, de otras frutas que no me gustan o no puedo comerlas frías: durazno, banana, pelón, manzana -que casi no me gusta en realidad-, mandarina. Hablando de esto, es interesante que así como es cualquiera comer melón natural, quienes meten la mandarina en la heladera no entienden nada.
De todos modos, si de frutas hablamos, en Bolivia nos dejan así -así- de chiquitos. Tienen mamón (o papaya, como prefieran decirle) y mango más baratos que comprar caramelos sugus en un kiosco. Y ahí sí ya no me importa nada, los como naturales y son tan ricos como los fusiles de La Viña del Abasto, aunque decir esto puede sonar como confundir peras con manzanas. Lo que me remite a mi niñez, en la que me deleitaba con mi padre comiendo pera fría con dulce de leche, mientras otras tardes, tal vez en épocas anteriores a la pera, armábamos zoológicos en el piso de mi habitación, cosa que me apasionaba tanto como llegar en estos días a casa después de sufrir el calor asqueroso del asfalto y prender el aire acondicionado. Por cierto, creo que es el mejor invento que nos ofreció el avance tecnológico.

martes, 17 de febrero de 2009

Martes 17 de febrero, 2009

Hoy en teatro se dijo que "...para sostener algo hay que saber abandonarlo".
Que "...no hay que hablar del conflicto".
Que respiremos y disfrutemos del aire "como si bebiéramos agua": y así pensé en llamar a mi ópera prima, Como si bebiéramos agua.
Que "hay que estar, no representar".
Se habló de la situación, del ritmo, del ritmo de la situación, del cuerpo que te salva, de los silencios, de cómo narran los silencios.

Ya de vuelta en casa empecé la impresión de mi primer libro.

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Un poeta amigo me aceita con su poesía

ORUM

Yo soy la mujer y yo soy el hombre.

Yo soy el anciano y yo soy el niño.

Yo soy el adulto y yo soy el adolescente.

Yo soy el perro…y el amo.

Yo soy el futbolista…

Y soy la pelota.

Yo soy el cuerpo y yo soy la sombra.

Soy el asombro y el tedio… (Su sombra).

¡Yo soy la asombrosa sombra!

Soy la guerra y soy la tregua.

Soy la piña…

…y la jeta.

Yo soy el gesto y yo soy el Voyeur.

Soy el gesto del Voyeur.

Yo soy la guillotina y yo soy la cabeza.

Soy la revolución y soy el viejo orden.

Yo soy la loba…

Y yo soy Rómulo.

Yo soy Roma…

Yo soy Roma en broma.

Yo soy MURO…

lunes, 16 de febrero de 2009

Irina Palm

Ella se llama Maggie y es una vieja viuda bastante aburrida. Su nieto está muriéndose y necesita tratarse en Australia. Naturalmente, el dinero para los pasajes y la estadía no lo tiene nadie, ni ella ni su hijo, y tampoco tienen forma de acceder a él -no hay trabajo ni posibilidad de recibir un préstamo.
Así como la desesperación puede destrozar cualquier pretensión de bienestar (cualquier bienestar mismo) y paralizar hasta la inacción absoluta, también puede provocar un encuentro con el costado osado y tremendamente valiente que ella, Maggie, lleva consigo, oculto por lo eterno de la vejez y la insatisfacción.
Precisamente, de cosas por el estilo -aunque esta comparación, por ahora, es un poco tirada de los pelos- vengo conversando con un amigo por mail. Podemos decir que nada es en sí mismo bueno ni malo, positivo ni negativo. Sé que no es la verdad revelada, pero está bueno recordarlo.
Y Maggie, inmersa en una vida sin sentido, en el final sin sentido de una vida tal vez no muy feliz, parece sentirse más humana y viva que nunca cuando empieza a trabajar en Sexy World, un puterío del Soho de Londres.
Ingenua -claro está, no podía ser de otra manera- solicita el trabajo que se ofrece en la puerta del local: "Hostess Wanted", y comienza a trabajar por 600 pounds a la semana. Una chica, compañera de trabajo ya algo experimentada, le enseña lo que tiene que hacer y algunos pequeños trucos, que Maggie después mejora hasta el paroxismo convirtiéndose en la "Mejor mano derecha del Soho de Londres". Lo que hace es hacerle la paja a tipos que meten su pija por el agujero de una pared: se unta lubricante en la mano y los hace acabar con delicadeza, como un terremoto que se deliza destruyendo todo, como la lava cayendo por el volcán.
Por eso, a no confundir peras y manzanas: hay que saber pedirle a cada cosa aquello para lo que está hecho. Y ella, resbaladiza y suave, satisfará el pedido, como la Virgen al buen devoto.
Así, la esencia y lo absoluto se disuelven y todo se ordena en función de un proyecto: lo digno es hacerlo funcionar.

domingo, 15 de febrero de 2009

La dulce espera

Me pregunto cuándo voy a poder escribir, como el Indio,
No sueño más con vos
ya cayó otra flor del cielo
te voy a robar esta canción de amor
y de consuelo.
Mientras tanto, me entretengo delirando, alejando a los recuerdos que me golpean como un rayo, como la magdalena de Proust.

martes, 10 de febrero de 2009

luna redonda en caminito

"... no puedo yo mismo (...) construir hasta el fin mi historia de amor (...); el fin de esta historia, exactamente igual que mi propia muerte, pertenece a los otros..."
Fragmentos de un discurso amoroso, Barthes.

"Justamente. No hay nada que entender, ella misma me lo dijo la última tarde. Hay que creer."
Carpe diem, Castillo.
Y a mí me dijo lo mismo. Ayer.

lunes, 2 de febrero de 2009

mejor soñar

viajar de noche en avión y ver la ciudad con sus luces pequeñas que sonríen desde abajo y desde lejos, es como caminar por la paz después del atardecer mirando las montañas que la rodean y sus casas todas brillando con delicia. la paz de noche es como volar en avión, es un naufragio en los espejismos del aire y de la altura. posiblemente bolivia sea el lugar que más confunde lo terreno con lo celeste. a apenas unos kilómetros de la paz, las nubes dejan de estar en el cielo, o las personas dejan de estar sobre la tierra, y moverse en bus es como navegar un mar celestial, o volar un cielo demencial. no es menos posible que bolivia sea el país que más obliga a comer todo el día, es que ofrece tal cantidad de pequeños manjares callejeros, que la capacidad de resistencia al consumo es casi nula. también suena perfectamente posible la tesis de que bolivia es un país manejado enteramente por criaturas, léase niños, criaturas cuya velocidad de crecimiento es sorprendentemente alta, entiéndase algo así como que los bolivianos se hacen adultos al cumplir los 8 años, adquiriendo los derechos y garantías que los convierten en ciudadanos libres. sonríen y miran como si ya hubieran vivido 3 veces más de lo que vivieron, andan por sus calles tan dueños de sí como tantos adultos nunca se sentirán. la fantasía inhóspita que, pese a su hostilidad, no impidió que me mueva por estos lares, la encuentro, hoy, bastante irreal. posiblemente no podía ser de otra manera, a fin de cuentas era una fantasía. por eso, mejor soñar.

lunes, 12 de enero de 2009

tren de sangre

la flores en bolivia son más lindas, más coloridas, más vivas, la gente se ve que las cuida más, o crecen bien solas, o será por el clima más o menos caluroso de todo el año, al menos en cochabamba -no en potosí ni en la paz, cuyas alturas sobre el nivel del mar son un poco exageradas-, donde crecen en cualquier jardín, en cualquier esquina, en cualquier reja de las casas adineradas, en cualquier puesto del mercado de la plaza, puestos que venden unas plantas más lindas, más carnosas y más verdes y violetas. los mercados son la gloria, gente que almuerza a las 10 de la mañana cosas quién sabe qué son, yo sopa de maní (era de fideos con carne y con papa y otras cosas), las cholas -o algo parecido, porque no son cholas en realidad, pero no sé cómo decirles- se pelean para atrapar al cliente que finge decidir qué hacer, o dónde comer, o qué comer, y de golpe se da cuenta que una de ellas ganó y se lo llevó a su mesa y ya le está trayendo un plato de comida que él no pidió pero que de todas maneras se lo comerá y pagará, no más de 7 u 8 bolivianos, salvo el pescado que casi como hoy yo, gracias que se me ocurrió preguntar que a cuánto está y la chola me dice que a 15 y yo me asusté bastante y lo suspendí y lo cambié por esa sopa sin sal que nunca voy a volver a comer, a menos que me lo sirva una chola violenta sin mi consentimiento. hay que saber cómo manejarse en bolivia, y saber qué comer, porque venden unas cosas tan ricas que si te equivocás y elegiste el plato picante o se lo agregaste vos sin pensar qué carajo hacías, perdiste, todo a la mierda, lo tirás o te hacés el loco y te lo comés y sufrís tanto como esas horas en que ridículamente estás sentado en una mesa familiar en la que de haberlo sabido nunca, ni de casualidad, te hubieras sentado, al menos no por tantas horas. pero esto de comprar cositas por la calle es maravilloso, panes rellenos, juguitos en sachet, coquitas personales, salchipapas o salchipapitas: los bolivianos hablan mucho en chiquito, sea quien sea el que hable, a lo más inesperado lo achican y le agregan un cariño sorprendente a lo que dicen o hacen: este tal vez sea mi parecido, el único, con los bolivianos: he sido innumerables veces acusado de hablar en chiquito, y bueno, a mí, creo, me gusta, qué puedo hacer; por lo demás cada vez me siento un poco menos gringo dando vueltas por aquí. el hotel familiar que descubrí al llegar ayer por la mañana aquí, a eso de las 6, es el lugar más lindo en el que alguna vez dormí: baldozas grandes, muy grandes, de colores, plantas en las esquinas y en los pasillos, 2 pisos unidos por escaleras y galerías, puertas viejas de madera y altas que se cierran con un candadito de ropero de vestuario, más de un patio central que inspira a cualquiera a hacer cualquier cosa menos tirarse, comer, coger, leer, escribir, pensar en ella, soñar, mirar el cielo, volver a pensar en ella, tal vez tirarse o llorar o no hablar con nadie, la habitación es la misma que suelo soñar cuando me imagino en ny o en parís, una parecida a la de barton fink, sino la misma (¿era burton o barton?, siempre confundo cosas como éstas, ges y jotas). y la simbiosis con el texto que leo en cada momento que escribo, con la forma en la que está escrito y con lo que viven los personajes, que para mí, obvio, no son personajes sino personas tan reales como yo, puede que más. no sé si a veces me siento poco real o demasiado, irreal o hiperreal, sí sé que sin todavía tener idea de lo que el viscerrealismo es, el concepto me gusta y me parece interesante: realismo visceral.

sábado, 10 de enero de 2009

sufrir por amor o ignorarse

el desamparo que siente
cuando la muerte parece acercársele
cuando la soledad aprieta
y recuerda que sólo es solo

en algunas ciudades
o en algunos momentos
la lejanía del refugio
el acercamiento al fin

hasta que arduamente un rayo
conectivo aparece dando saltos
y lo saca bien lejos de aquel
descenso infernal

hacia las palomas grises de la plaza
fuera, por suerte de la mina inhumana
en ese resquicio familiar
lugar contenedor y compañero

el libro

viernes, 9 de enero de 2009

potosinas

recién hoy, en potosí, caminé esas caminatas que tanto me gustan por ciudades tan viejas y tan lindas. desde el sábado -salí de retiro a las 20- hasta la madrugada de hoy -llegué a medianoche a potosí con frío y con daro- viajé más horas y pasé por más lugares que en sueños, jujuy, sabina villa, la quiaca, villazón, migraciones, 3 hs, tupiza, tren de pesadillas, uyuni, 4 hs de sueño, daro y javi, tour al salar y alrededores, horas y más horas de viaje en 4x4, mucho frío, comida, frenéticas horas de lsd, mucho más frío y una orgía de 5 rechazada.
así que así, de a poco me voy adentrando en bolivia y en el continente leyendo los detectives salvajes de bolaño. esto es lo que buscaba. estoy contento.
en unos días llega ale a buscarme a la paz. (!!)

jueves, 1 de enero de 2009

la odisea

los meses del 2008 fueron muy largos pero pasaron muy rápido. grandes dosis de vida, muchas cosas nuevas y más movimientos. conocí gente, una gran mujer, más mujeres, pensé y hablé más que en muchos otros años, la verdad se chocó conmigo y empezó a darle forma a mi vida, descubrí caballito -y me econtré con san sebastián- y el teatro. averigué que un cambio de rumbo en mi vida, por haber nacido bajo la égida de la terapia con alejandro, es -o puede ser- más verdadero que muchos otros anteriores, nacidos de arrebatos pseudoprestigiantes y en definitiva superficiales y mentirosos, destructivos y dañinos. y aunque la sospecha siga en pie, puede serme útil para el embarque.
en medio de todo esto siento que me cuesta, y un poco lo entiendo, estar de acuerdo con onetti cuando dice "... la asombrosa seguridad de que no hay respuestas". y es que tal vez, habiendo también entendido que si uno busca la verdad ésta se vuelve inencontrable (casi, diría, por razones obvias: no existe tal verdad, allí, a la espera de ser alcanzada y apropiada), su acercamiento y su más cotidiana presencia en mis días se convierten en respuestas o en simulaciones de respuestas: una especie de reducción de la incertidumbre y del desconcierto.
en fin, si la travesía por el 2008 produjo una organización serena -a veces no tan serena- de mi vida, de algunas ideas y de algunos proyectos, me asusta un poco que haya terminado el año. y, al mismo tiempo, me aleja rotundamente, o eso quisiera, de todo gran temor vocacional o existencial. lo que sigue requerirá de valentía y pasión, de la asunción de riesgos -más- y de la capacidad de asimilar toda zona oscura en el encuentro cara a cara con las verdades que se me acercan y empiezan a contarme de su existencia.
el tren ya partió, y yo, que creía que venía saturado de gente y que mi acceso era bastante restringido (no tenía pasaje y había llegado tarde a la estación), me encuentro ahora arriba, viajando velozmente y avistando los asientos -todos ellos disponibles- de los que apropiarme para fabricar realidad.